Crítica de Irrational man
Un imparable Woody Allen estrena un juguetón filme sobre la variante de la figura del crimen perfecto "Irrational man". Su nueva y desenvuelta propuesta nos presenta Abe Lucas (Joaquin Phoenix), un profesor de filosofía deprimido destinado a una pequeña universidad de provincias, cuya llegada desvelará pronto el interés de dos mujeres muy diferentes. Una compañera docente casada, Rita Richard (Parker Posey), anhela romper la rutina y el aburrimiento de su vida para tener una aventura pasional y huir en Europa. Por otra parte, Jill Pollard (Emma Stone), joven estudiante de filosofía y propensa al romanticismo, que pese a estar prometida con un compañero de campus, progresivamente se siente atraída por el piadosamente por triste y desgraciado profesor.
Las relaciones afectivas parecen sembrar la semilla de una nueva comedia romántica a tres bandas, pero esta intriga sentimental se nutrirá de los enrevesados dilemas morales y éticos sobre el asesinato, un territorio resbaladizo que nos lleva al repertorio de temas contenidos en filmes tan notables como "Delitos y faltas" o "Match Point". El azar de una conversación ajena en un restaurante sobre un juez injusto, que habría que penalizar por el mal que comete a terceras personas, será el clic definitivo que hará despertar a la vida en el aburrido y desmotivado profesor. Abe encuentra en el motivo del crimen justiciero el impulso vital que buscaba en su desgraciada vida, encomendándose de alguna manera los asfixiantes desazones que atenazaban a Raskolnikov y que la abocan al asesinato en "Crimen y castigo" de Dostoievski.
Un refrito de citas filosóficas de Kant, Kierkegard y los existencialistas en este campus universitario servirán para conducirnos con aparente ligereza hacia un lúdico juego de especulaciones y razonamientos que giran sobre la necesidad o la condena de un crimen bienintencionado. Y con placer y entusiasmo nos empeñamos y nos dejamos atrapar en el pantanoso y seductor territorio de la perfidia humana con todas sus intrigas, sospechas, hipótesis, conjuras, complicidades, culpas y castigos.
Valoración: 7/10
Las relaciones afectivas parecen sembrar la semilla de una nueva comedia romántica a tres bandas, pero esta intriga sentimental se nutrirá de los enrevesados dilemas morales y éticos sobre el asesinato, un territorio resbaladizo que nos lleva al repertorio de temas contenidos en filmes tan notables como "Delitos y faltas" o "Match Point". El azar de una conversación ajena en un restaurante sobre un juez injusto, que habría que penalizar por el mal que comete a terceras personas, será el clic definitivo que hará despertar a la vida en el aburrido y desmotivado profesor. Abe encuentra en el motivo del crimen justiciero el impulso vital que buscaba en su desgraciada vida, encomendándose de alguna manera los asfixiantes desazones que atenazaban a Raskolnikov y que la abocan al asesinato en "Crimen y castigo" de Dostoievski.
Un refrito de citas filosóficas de Kant, Kierkegard y los existencialistas en este campus universitario servirán para conducirnos con aparente ligereza hacia un lúdico juego de especulaciones y razonamientos que giran sobre la necesidad o la condena de un crimen bienintencionado. Y con placer y entusiasmo nos empeñamos y nos dejamos atrapar en el pantanoso y seductor territorio de la perfidia humana con todas sus intrigas, sospechas, hipótesis, conjuras, complicidades, culpas y castigos.
Valoración: 7/10